Pese a los días transcurridos de la celebración no podía estar tranquilo sin dejar de comentar sobre los cien años de nacimiento del notable escritor Andahuaylino JOSE MARIA ARGUEDAS, sus obras trascienden a medida que pasan los años, recuerdo con dicha y felicidad cuando estudiaba la secundaria, un gran profesor de apodo “PAJARITO” nos cambio la vida al obligarnos leer cada bimestre una novela de un autor nacional. Debíamos comprar una obra de Arguedas, Ribeyro, Vagas Llosa, Bryce, Scorsa, Salazar Bondy, Cesar Vallejo, entre otros y luego intercambiarlas, así todo el año.
Gracias a ello pude leer de Arguedas, primero el estremecedor “El Sexto”, un relato sobre la terrible prisión en el centro de Lima, y luego “Los Ríos profundos”, novela que autobiográfica los abusos de los gamonales en un mundo donde los peruanos del Perú profundo eran tratados como si fueran animales por los terratenientes y gamonales, dueños de las tierras y vidas. Después en la Universidad de San Marcos, pude leer una edición de “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo” y otra vez, sacudió mi interior. Arguedas en sus otras obras se adentra al escribir sobre una ciudad apacible como Chimbote que se ve invadida por migrantes, serranos, chalacos, achorados, delincuentes, pescadores, patrones de lanchas, empresarios, blancos e inescrupulosos.
Pero Arguedas ya sufría de una grave depresión. Desde niño, huérfano, nunca conoció a su madre. Su padre Abogado de profesión, lo llevaba por la sierra, mientras litigaba, pero al casarse con una terrateniente, lo dejo a su suicido. La mala mujer lo trataba peor que a los indígenas, sin embargo diría después: “Esos sirvientes fueron los únicos que me dieron cariño en esa casa y me enseñaron el quechua”.
Toda su producción la dedicó a retratar el riquísimo mundo andino. Gano premios nacionales, se dedico a la docencia universitaria, pero sentía una profunda depresión por diferentes motivos que los explica en su obra inconclusa “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo”, que varias veces lo llevaron a considerar el suicidio, pues la angustia no lo dejaba vivir en paz ni le permitía seguir produciendo, visitó médicos buscando ayuda, pero lo suyo no tenia solución, estaba enfermo, se disparo un balazo en la cabeza, en noviembre de 1969, dentro de un baño de la Universidad Agraria, dejo de existir después de cinco días de agonía.
Por otro lado Mario Vargas Llosa escribió un gran prologo para los Ríos Profundos, donde la calificó de obra maestra. En el centenario del nacimiento de JM. Arguedas, es importante que la juventud y los escolares lean sus obras, en lugar de enajenarse escuchando reggaetón o jugando PlayStation. Es deber de los padres inculcarles a nuestros hijos a leer novelas que los aran amar al país, sin discriminación ni sectarismo. Es necesario encaminar a los estudiantes, sobre todo a los adolescentes se les prepare para que logren no solo una carrera, o para que formen una empresa, sino también para que en el futuro sean personas íntegras, conscientes y responsables cuando formen una familia, así evitaremos que se pisotee la dignidad de las mujeres.
En los colegios se ha dejado de impartir una educación con valores, que enseñe el respeto a los demás, amor al prójimo y solidaridad. Pero esa labor debe empezar en casa, donde también está ausente. En muchas oportunidades se ha visto en las escuelas o colegios de distritos conocidos el desastre, niños balbuceantes, incapaces de emitir una opinión, sin librerías ni bibliotecas, veo la multiplicación de la pobreza, por que sin duda ese es el origen de la pobreza.
EL PIQUI CHAQUI
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