LA CRUDA REALIDAD DE LA EDUCACION EN HUAYÁN

Respecto a la acertada opinión vertida por el amigo Jamis Mejia Luna de fecha 09 de Octubre 2010, sobre realizar cruzada de lectura en Huayán, recuerdo con mucho orgullo que antes en Huayán, nuestros padres desde cuando éramos niños, nos enseñaban a saludar y respetar a la persona mayor, respetar al prójimo y a la propiedad ajena, se solía saludar a todos, costumbre que ya se perdió. Nuestros padres se preocupaban mucho en la educación de sus hijos, pese a que ellos no habían podido seguir estudios. Sus ordenes se obedecían si o si. El profesor era respetado, ejemplo del saber, sabían educar bien, si no aprendías te castigaban (la letra entraba con sangre). El resultado: muchos de esa generación siguieron estudios superiores y se hicieron profesionales, incluso otros sin el apoyo de nadie porque sus profesores y padres ya les había inculcado la lectura.

Hoy en día, en nuestro pueblo Huayan es otro. La generación actual de padres de familia son malos ejemplos para sus hijos, han perdido autoridad, existe poco interés en educarlos, no les enseñan valores, no se respetan, se pelean entre si; reina la envidia, la codicia, la mentira, la maldad, piensan que la ayuda les caerá del cielo, o que el paisano de algún lugar esta en la obligación de ayudarlos. La mayoría ha perdido el interés por trabajar, cultivar sus chacras y desarrollarse. La ociosidad y el conformismo campea, consideramos que es debido al asistencialismo otorgado por el gobierno central (ahora hay dos comedores populares; inclusive, llevan para sus animales). Los escolares tienen poco interés en el estudio, se niegan ir al colegio, otros al poco tiempo desertan. A la mayoría de la gente no les interesa la lectura, son reacios, tienen temor y terror a leer, se sienten felices vivir como están.

De los profesores y las autoridades ni que decir, poco o nada les interesa, por que ellos también engrosan este mal flagelo. Si convocas a charlas educativas, el primer día acuden 10 a 15 personas, al día siguiente disminuye y al otro casi nadie. El motivo: no quieren ni logran entender lo que se les explica. Si llevas regalos o donaciones acuden todos y luego inventan pretextos para retirarse reclamando. Actitud que se contagian y es sumamente preocupante. La pregunta es: ¿Como lograr para inculcarles la lectura, si definitivamente no existe interés o voluntad por parte de ellos mismos? La única alternativa: que se empiece cambiando a todos los malos profesores y a los ancianos e ineptos autoridades antes que sea demasiado tarde; porque ser profesor, no es solo dictar clases de paporreta, como un robot en el aula y esperar que se cumpla la hora para irse a su casa, es mucho más. El maestro debe motivar al joven o niño a encontrar su camino, a amar los estudios, a su tierra, a convencerlos que solo con esfuerzo y trabajo honrado se logra cosas importantes. El maestro de verdad, puede lograr el cambio de sus discipulos, quienes luego serían capaces de enseñar lo aprendido a sus padres. No es facil hacerlo, por eso ser maestro es un apostolado y no solo un medio para cobrar un sueldo seguro todo los meses.

Espero que lo manifestado sirva como una critica constructiva, no es con el ánimo de ofender la cruda realidad de Huayán, tampoco es ficción. Quieres salir de dudas, convive y trata personalmente con los propios residentes solamente un mes y, veras como piensan y actúan, es una decepción. ¿Se podrá lograr cambiarlos? Pues manos a la obra. No solo vayas a tu terruño a divertirte. QUEREMOS JOVENES HUAYANOS QUE GUSTEN DE LEER BUENOS Y SANOS LIBROS.

EL PIQUI CHAQUI.