El día 31 de julio del presente año 2015, se cumple ocho años de su
fallecimiento y me he atrevido a comentar a la luz pública parte de su vida dedicándole esta semblanza a
un amigo de infancia.
Conocí desde niño al recordado profesor Herminio Javier Vergara Mendez, por haber compartido la carpeta en
la escuela de primaria, además, ser contemporáneos y haber realizado muchas anécdotas y sana
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Javier Vergara cuando era autoridad edil |
s travesuras en Huayan,
Cuentan nuestros ancestros, cuando estaban en el pináculo de su fama las
canciones de Pastorita Huaracina, Jilguero del Huascaran, Mario Mendoza, Jilguero
de Llata; asimismo, competían en las retretas las bandas de música Llipa,
Huasta, Huanri, nace el personaje
materia de semblanza un día 25 de abril de 1955, a quien le ponen el nombre de Herminio
Javier, hijo de don Cesar Vergara Chávez y doña Ignacia Méndez, huayanos por
excelencia, quienes sentaron su vivienda cerca al puquio de llancash, era el
segundo de los hermanos junto a Nemesia, Atilio y Florinda. Aún tengo muy viva en la memoria, que era un niño de
tez blanca, gordito, muy parecido a su
abuelo Simón Méndez (de quien era su engreído) y cariñosamente lo llamaba
“Bolluco”. Estudio en la Escuela Primaria
de Varones N° 1706 de Huayán, y la secundaria en el Colegio Mariano Melgar de
Lima. Desde muy joven, a los 18 años abrazo la carrera de docente, se graduó
como Licenciado en la Universidad
Enrique Juzman y Valle “La Cantuta”. Sufrió en carne propia el ser un
docente primerizo, pues dicto clases en diferentes lugares de la serranía
ancashina, si bien recuerdo su primer colegio fue en el caserío de “Mallaccayan”
distrito de la Merced, para luego llegar por la puerta grande como profesor
principal a su tierra natal Huayán. Sumamente ordenado en sus quehaceres. Recuerdo
que mientras conversábamos, con esmero ordenaba sus documentos; era muy
ingenioso, a falta de goma o engrapador, rasgaba levemente la calabaza y pegaba
con el líquido que manaba, o de lo contrario con suma tranquilidad cocía los
documentos, actos que me hizo recordar con nostalgia a mis padres, que hacían
lo mismo al pegar las cartas. Era soñador, alegre, siempre enamoradizo, formo
su hogar conyugal con su colega la profesora Emar Maguiña, de cuya unión legal nacieron
sus hijos Joseline Liliana y Rodolfo Javier; profesor humilde que utilizo los más
variados métodos, como hacer para que los demás aprendieran viendo, de caminar
en rectitud para que otros se formen bajo su ejemplo, de enseñar las lecciones en
quechua para que los discípulos interpreten lo que les quería decir; no ofendía
a quienes lo escuchaban, por el contrario, siempre aliviaba con su tranquilidad
característica; siempre lo vi acudir a cursos de actualizaciones para nutrirse
de conocimientos. Fue Director en el colegio de Huayán, varias veces regidor de
la municipalidad; integro muchas comisiones para el desarrollo de su pueblo,
siendo uno de ellos el comité de
electrificación; ocupo diferentes cargos de autoridad, en suma cumplió con
servir al pueblo que lo vio nacer; luego se jubiló de profesor a los 52 años de
edad, relativamente joven; estaba en una edad de plenitud intelectual, aun podía
producir mucho más.
Un día 31 de Julio del año 2007, el
bullicio y la algarabía de las fiestas patrias había terminado en Huayan, el
sonar de los tambores y las cornetas del paso redoblado del desfile de los
alumnos y autoridades; asimismo, el pasacalle incesante de las bandas de
músicos y el baile de las simpáticas pallas al compás del característico y
contagioso bombo y el pincullo de la roncadora habían dejado de sonar. Esa día,
cuando el pueblo descansaba del trajinar de las fiestas, aproximadamente 5.30 de la mañana, desde la
plaza de armas partió el vehículo con dirección a Huarmey, la mayoría de los
paisanos visitantes viajaban cargados de bultos al igual hacia el profesor Herminio Javier Vergara Mendez. El
vehículo lleno de pasajeros se desplazaba por la carretera de trochas, paso polvoriento
la bajada de las dieciocho curvas pesadas
del lugar llamado “Cruz Punta”, se
detuvo como de costumbre por breve tiempo para que los pasajeros bajaran a miccionar,
estirar las piernas o hacer sus compras de palta, manzanas, chirimoya y otras
frutas que produce el lugar llamado “Erajirca” (cruce camino a Malvas donde discurre
un pequeño rio cristalino), iniciando nuevamente su recorrido, el reloj marcaba las nueve de la mañana, sin embargo al voltear una curva angosta el
chofer perdió el control, precipitándose el vehículo al abismo, produciéndose un evento fatal a la altura del sector “Lomas”,
Caserío de Erajirca, Distrito de Malvas, a la altura del Km.64 de la carretera
Huayán–Huarmey, siendo causante del hecho la negligencia del chofer del
vehículo de placa VP-1266, el mismo
que en forma irresponsable corría a
excesiva velocidad, demostrando poco respeto por los pasajeros, excediéndose en
la velocidad. Los pasajeros que viajaban fueron lanzados aparatosamente al abismo
ocasionándoles a la mayoría de los pasajeros graves lesiones de traumatismo
encéfalo craneano, de cuya consecuencia fatal fallecieron Herminio Javier Vergara Mendez, Juan Manuel Camones Quiñonez (zorrito),
Maximiliano Alvino Garcia (Joaquin) y Zosimo Climaco Luna Villanueva (Shoshi),
hecho lamentable que embargo de tristeza y
enluto al pueblo huayano.
El profesor Herminio Javier Vergara Mendez, partió
a la eternidad y nos sumió en honda tristeza, el silencio triste de la muerte
callo su voz, el poder de la muerte nos privó de su presencia. En su faceta de vida
fue bueno, comprometido con su pueblo, con su profesión, con su comunidad,
instituciones. Amigo, maestro, esposo y padre extraordinario. Durante toda su
vida, con sencillez predico con ejemplo, siendo
profesor de muchas generaciones; forjo triunfadores, muchos de sus
discípulos y alumnos seguramente sienten su ausencia; sentimos que él no
espera nuestras lagrimas, quiere que
cosechemos su siembra, que lo recordemos con alegría, con su sonrisa y muchos
recuerdos que nos ha dejado.
Herminio Javier Vergara Mendez,
papá lindo te ha llevado a un lugar privilegiado, en el cielo disfrutas
de una vida eterna. Aquí tu familia y tus amigos te echamos de menos, gracias
por haber vivido y compartido conmigo muchas anécdotas, querido amigo Javier.
EL PIQUI CHAQUI.